QUE ES LA ARTRITIS    

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica de etiología desconocida que afecta generalmente de forma simétrica a las articulaciones diartrodiales, que sigue en ocasiones un comportamiento extraarticular dañando órganos y sistemas.

Esta es una definición sacada de un libro de texto de Reumatología. Pero ¿qué significa realmente para el paciente? Esta definición implica para el paciente que se enfrenta ante una enfermedad de origen desconocido, por lo que no tiene cura, que va a acompañarle de alguna manera durante toda su vida, que tendrá que aceptarla como es, con sus brotes y, desgraciadamente, su progresión frecuente, que le afectará, con toda seguridad, a las articulaciones más móviles, especialmente de manos y pies, y que puede dañar otros órganos diferentes al aparato locomotor. En resumen, es una enfermedad que no es mortal pero que afectará a su calidad y cantidad de vida empeorando ambas.

La artritis reumatoide afecta al 0,5 % de nuestra población española, lo cual supone que en nuestras comunidades autónomas puede haber, al menos, 200.000 personas que la sufren.

Esta no es una enfermedad con gran historia. Su primera descripción data de 1909 en la que Nichols y Richardson describieron en detalle sesenta y cinco casos de artritis deformante crónica no tuberculosa. El término artritis reumatoide fue aceptado por la Asociación Americana para el Reumatismo (actualmente denominada Colegio Americano de Reumatología) en 1942. Es, por lo tanto, una enfermedad del siglo XX.

No me cabe duda de que pronto, en este siglo, se descubrirá su causa exacta y, por lo tanto, se avanzará en su curación. Se ha considerado desde hace décadas como principal hipótesis, que un agente externo precipitaría el desarrollo de la enfermedad en una persona genéticamente susceptible. Hoy sabemos que las defensas del sistema inmune, diseñadas para protegernos de patógenos externos (como infecciones) e internos (como tumores) se ponen en marcha contra el propio organismo (de ahí la denominación de “enfermedad autoinmune”) años antes del desarrollo de los síntomas, de manera tal que la enfermedad realmente comienza mucho antes del primer síntoma. Siempre se mantuvo la hipótesis de que ese agente externo que precipitaría la cascada de acontecimientos que inducen finalmente a la artritis reumatoide sería de origen infeccioso. Hoy, de manera sorprendente, es cada vez más seria la hipótesis de que el tabaco pueda jugar un papel determinante en el desarrollo o perpetuación de la enfermedad. Otro motivo más para luchar contra este elemento nocivo.

La artritis reumatoide suele afectar con mayor frecuencia a las articulaciones dístales de manos y pies, es decir ataca nuestra movilidad y nuestra inteligencia. No olvidemos la importancia que ha tenido en la evolución del ser humano la estrecha relación entre el desarrollo de la inteligencia y la movilidad de las manos que nos ha dado poder para crear, para imaginar y, lo que es mejor, para dar forma a lo imaginado.

Por lo tanto, la lucha contra la artritis reumatoide no es solo un reto médico. No es tan sólo una mejora en la calidad de vida de los pacientes, es más. Es una lucha por la independencia, a favor de la inteligencia y la creación, a favor del desarrollo del ser humano.


Fuente: Dr. Santiago Muñoz Fernández, Servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Paz, Madrid

 

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